Llegó el tan esperado día de familias. Primout y sus alrededores fueron invadidos por infinidad de personas cercanas al clan del MB 68: padres y madres, abuelas y abuelos, hermanos y hermanas, antiguos monitores y monitoras, amigos y amigas... se pusieron en ruta para ver y abrazar a los robinsones perdidos en el monte. Y los encontraron felices, libres y seguramente mejores de lo que eran cuando salieron de Rivas hace varios días. El tiempo vivido en plena naturaleza les sienta muy bien.
El sábado por la tarde fue el primer encuentro con los acampados/as y después del tiempo suficiente para ver como viven y contarse las novedades, los chicos y chicas se quedaron en el campa. Algunas familias plantaron sus tiendas al lado del campamento y otras se alojaron en los pueblos cercanos. Había fiesta en Primout por lo que muchos, después de cenar, se fueron de jarana y a disfrutar de grandes actuaciones en el tabladillo instalado en el pueblo. ¡Hasta las tiendas llegaban sus voces!
La noche dio para mucho. El campamento familiar tuvo alguna visita un tanto descontrolada que se dedicó a sellar puertas con bridas, hacer grandes torres de mesas y sillas, y, según me cuentan, hasta diluvió dentro de algunas tiendas, lo que ocasionó tormentas pasajeras. Pero al día siguiente escampó.
El domingo, como no podía ser de otra manera, fue un gran día. Como cada año, se dedicó la mañana a jugar y pasarlo bien todos/as juntos/as. Después, la solemne ceremonia de las promesas, entrega de piezas y pañoletas, que emocionó una vez más a todo el mundo y volvió a demostrar que el MB 68 es mucho más que diversión, que son gente comprometida, que cree realmente en ese principio scout que dice que el mundo hay que dejarlo mejor que como lo encontramos. A continuación, la comida común donde todos/as se mezclaron. Un momento importante que se vive con alegría y ganas de compartir.
Por la tarde guitarreo, canciones, paseos y confidencias de última hora. La visita tocaba a su fin y se respiraba la satisfacción. Los chicos y chicas se quedaban gozando su libertad y los/las demás volvían a sus casas sabiendo que habían asistido a algo único, algo luminoso, algo que no se puede explicar con palabras. Quizás a la esperanza en un mundo mejor...
"Te convido a creerme cuando digo futuro."
Silvio Rodríguez
Me muero de envidiaaaaaa
ResponderEliminarQue bonitas fotos. La frase me encanta!!
ResponderEliminar"Te convido a creerme cuando digo futuro
ResponderEliminarSi no crees mi palabra, cree en el brillo de un gesto..."
De estxs chicxs podemos creernos sus palabras pero se respira tanto y tan bueno en sus gestos...
Como siempre, estupenda crónica y fotos, Felipe! Y preciosa frase!!!
Un día reflejo de la verdadera felicidad! Felipe eres un máquina, precioso!
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